El estudio de las fórmulas de la farmacopea china puede hacerse de dos maneras diferentes: a partir del reparto de aquéllas entre diferentes grupos y subgrupos en función de sus respectivas acciones principales, o desde un estudio de familias de remedios medicinales que, procesados de maneras diferentes, integran formularios diversos.
Este libro se ciñe a la primera de estas posibilidades; así, el desarrollo de este texto tiene dos volúmenes: el primero de ellos abarca el examen exhaustivo de unas 200 fórmulas repartidas entre 20 grupos y 70 subgrupos, que incluye un estudio pormenorizado de cada una de las fórmulas a partir de seis parámetros comunes a cada una de ellas: el origen, las acciones e indicaciones, la composición de la fórmula, la explicación de esta composición, las contraindicaciones y las variaciones de la misma.
Contextualizando, hay que tener en cuenta que el estudio de la medicina china consta de dos niveles, el primero de los cuales permite acceder con garantías al segundo, que es el estudio pormenorizado de las enfermedades. Así, el primer nivel es básico e indispensable para poder entender en profundidad las diez mil páginas que examinan una a una el conjunto de las enfermedades; si no interiorizamos el conocimiento que nos proporciona el nivel básico, no entenderemos nada ni sobre los mecanismos patológicos (病机, Bìng jī), ni sobre las estrategias de tratamiento (治法, Zhì fǎ), ni mucho menos sobre el tratamiento (治疗, Zhì liáo) en sí que dichas enfermedades requieren.
Un estudio de fórmulas y prescripciones (方剂学, Fāng jì xué) es el último paso de esta fase elemental, de este nivel básico de aprendizaje. Se presupone que quien acceda a él posee un buen conocimiento de la materia médica china (本草, Běn cǎo), además de, por supuesto, la fisiología -la teoría de las manifestaciones de las vísceras (脏象学说, Zàng xiàng xué shuō)-, el diagnóstico -los cuatro exámenes (四诊, Sì zhěn) y la identificación de patrones (辨证, Biàn zhèng)- y los principios y métodos de tratamiento (治则治法, Zhì zé zhì fǎ). Pero en este estudio no se trata de memorizar cientos de fórmulas para prescribirlas tal cual, sino de entender cómo cada fórmula examinada trata un determinado cuadro patológico definido en el planteamiento de la misma. Se trata de abrir la mente, de ver cómo se asocian y se combinan los diferentes remedios medicinales estudiados previamente de forma individual. Se trata de estudiar fórmulas de diferentes grupos y subgrupos con el propósito de alcanzar el objetivo mínimo de saber modificarlas y, a ser posible, el objetivo de máximos, que es aprender a generar prescripciones inéditas y personalizadas. Así, estudiar fórmulas supone, simplemente, un complemento del estudio de la materia médica; de manera que el aprendizaje de la farmacopea china consta de dos fases: primeramente, estudiar la materia médica para, a continuación, abrir horizontes mentales con el estudio de unos cuantos centenares de fórmulas.