La sangre como soporte material de la actividad mental y emocional 血助神志活动 Xuè zhù shén zhì huó dòng

Eduard Genís Sol, febrero del 2020.

Si la sangre es abundante, la actividad mental y emocional será normal y equilibrada. En cambio, tanto un vacío de la sangre (血虚, Xuè xū) como las perturbaciones de la circulación sanguínea producen signos característicos de disfuncionamiento mental y emocional de diversos grados. Ello es así por el hecho de que el espíritu (神, Shén) reside en la sangre del corazón y de que el alma etérea (魂, Hún) lo hace en la sangre del hígado. Uno y otro rigen las actividades mentales y emocionales (精神情志, Jīng shén qíng zhì) de la persona.

Así, el vigésimo tercer capítulo del Preguntas Elementales, el Tratado explicativo de los cinco (素问.宣明五气篇第二十三, Sù wèn. Xuān míng wǔ qì piān dì èr shí sān) dice que el corazón aloja el espíritu. Por lo tanto, el corazón alberga el espíritu (心藏神, Xīn cáng shén) y gobierna el espíritu-mente (神志, Shén zhì), o mente conciente, con lo cual regula la esencia-espíritu (精神, Jīng shén), o conciencia y reflexión. Además, el trigésimo noveno capítulo del Preguntas Elementales, el Tratado del dolor (素问.举痛论篇第三十九, Sù wèn. Jǔ tòng lùn piān dì sān shí jiǔ) afirma que el hígado aloja el alma etérea (肝藏魂, Gān cáng hún). Ésta representa la vitalidad espiritual, el aspecto más sutil de la conciencia, la vida psíquica de la persona asociada con el Cielo (天, Tiān). El alma etérea reside en la sangre del hígado y su capacidad de movimiento depende del del hígado. Es por ello que la sangre del hígado tiene que ser abundante para permitir este movimiento, armonizarlo e impedir que sea excesivo o que se estanque.

De manera que si la sangre del corazón y/o la del hígado son deficientes, la actividad mental y emocional de la persona queda perturbada, y ello puede expresarse mediante signos tan diversos como palpitaciones cardíacas (心悸, Xīn jì) acompañadas de ansiedad (忧, Yōu), insomnio (失眠, Shī mián) o una actividad onírica excesiva (多梦, Duō mèng), por poner unos pocos ejemplos. Todos estos signos indican que el espíritu no está tranquilo (神志不安, Shén zhì bù’ān).

Por otra parte, las hemorragias excesivas (失血过多, Shī xuè guò duō) también pueden comportar la aparición de desórdenes mentales, tales como como la agitación visceral    (烦躁, Fán zào) -o histeria-, la manía y retirada (癫狂, Diān kuáng) -diferentes formas de demencia- o el estupor (昏迷, Hūn mí). Todo ello nos muestra la íntima relación que existe entre la sangre y la actividad mental y emocional, concepto que viene refrendado en el decimoctavo capítulo del Eje espiritual, La generación y la interacción de la construcción y la defensa (灵枢.营卫生会第十八, Líng shū. Yíng wèi shēng huì dì shí bā) cuando dice concisa y directamente que la sangre es el espíritu.

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