Anosmia y ageusia 嗅觉丧失和味味觉丧失 Xiù jué sàng shī hé wèi jué sàng shī

Eduard Genís Sol, junio del 2020

En la actual pandemia del coronavirus, buena parte de los pacientes afectados presenta, entre otras manifestaciones, una pérdida del olfato (anosmia) y/o del gusto (ageusia), y ello, al parecer, comporta un cierto desconcierto. Veamos cuál es la aproximación y la explicación de la medicina china respecto a este ‘fenómeno’.

En primer lugar, hay que recordar que, para la medicina china, el Covid-19 es es un epidémico (疫气, Yì qì) -o pestilente (疠气, Lì qì)- que sigue las pautas de moverse desde el calentador superior (上焦, Shàng jiāo) al calentador medio (中焦, Zhōng jiāo), afectando, con ello, tanto las funciones pulmonares como las del bazo, y alterando el equilibrio dinámico de ambos órganos internos. Dicha alteración se manifiesta con una sintomatología variada: fiebre, sensación de pesadez corporal y de la cabeza, dolor muscular, cansancio, tos con mucosidades escasas, sequedad bucal, ausencia de transpiración, opresión torácica en determinados casos, a veces náuseas y falta de apetito, heces deshechas o diarrea, una lengua pálida con la saburra lingual blanca y grasa, un pulso flotante y ligeramente rápido…y anosmia y/o ageusia.

Ante esta exposición de manifestaciones clínicas, salta a la vista que la invasión vírica del Covid-19 afecta tanto al sistema del pulmón como al del bazo; y, si repasamos la fisiología de ambos órganos internos desde la óptica de la medicina china, encontraremos una explicación bastante sencilla para la generación tanto de la anosmia como de la ageusia:

1º) El orificio del pulmón es la nariz (肺在窍为鼻, Fèi zài qiào wèi bí) o, dicho de otra manera, el pulmón se abre a la nariz (肺开窍于鼻, Fèi kāi qiào yú bí). Esta última forma parte de las vías respiratorias y es el orificio que enlaza el pulmón con el exterior para permitir la entrada del inhalado (大气, Dà qì) de la naturaleza y, además, para percibir y distinguir los diferentes olores. Es por ello que se puede decir tanto que el del pulmón fluye a la nariz (肺气通于鼻, Fèi qì tōng yú bí), como que el pulmón gobierna la nariz (肺主鼻, Fèi zhǔ bí); y es también por ello que el decimoséptimo capítulo del Eje Espiritual, las normas de medición de los vasos (灵枢.脉度第十七,  Líng shū. Mài dù dì shí qī) asegura que el Qì del pulmón está vinculado con la nariz; y cuando el pulmón está en armonía, la nariz puede distinguir los olores.

En un contexto patológico, nariz y pulmón se influyen mutuamente: de una parte, los perversos externos, que pueden acabar invadiendo el pulmón, pueden penetrar a través de los orificios nasales; y, de la otra, las enfermedades del pulmón pueden manifestarse en la nariz. Por ejemplo, si el del pulmón se debilita, la función respiratoria también lo hará, y un del pulmón vacío no posee la fuerza suficiente para mantener despejados los orificios nasales, con lo cual se producirá una congestión nasal y/o una pérdida del olfato. El Covid-19, en su progresión, primero daña el pulmón para acabar generando un vacío del del pulmón (肺气虚,  Fèi qì xū) que, en definitiva, es el que acabará generando la anosmia.

2º) El orificio del bazo es la boca y su brillo se manifiesta en los labios (脾在窍为口, 其华在唇, Pí zài qiào wèi kǒu, qí huá zài chún): El decimoséptimo capítulo del Eje Espiritual, Las normas de medición de los vasos (灵枢.脉度第十七,  Líng shū. Mài dù dì shí qī) también dice que el Qì del bazo comunica con la boca. Si el bazo está en armonía, la boca puede reconocer los cinco cereales. Así, la boca está ubicada en el extremo superior del sistema digestivo, y es allí donde se desarrolla el estadio inicial de la predigestión: la masticación de los alimentos que acabarán alcanzando el estómago y que, a partir de esta entraña, seguirán su curso en todas las etapas del proceso digestivo. Hay que tener en cuenta que tanto el apetito como las facultades gustativas dependen de la función de transporte y transformación del bazo (脾运化, Pí yùn huà). Si esta última se lleva a cabo de forma debida, tanto el apetito como la distinción de los múltiples sabores se producirán de forma natural; si no es así, pueden generarse trastornos del apetito y/o una incapacidad para percibir los distintos sabores (ageusia). El Covid-19, en su progresión, primero daña el pulmón para, secundariamente, dañar también el bazo; y un vacío del del bazo (脾气虚, Pí qì xū) desactiva sus funciones de transporte y transformación (脾运化, Pí yùn huà).

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