Eduard Genís Sol, noviembre del 2020
La fibromialgia es un síndrome reumatológico que se manifiesta por un estado doloroso generalizado a nivel no articular, junto con un cansancio importante y alteraciones del sueño. Aunque no se conoce con exactitud la etiología, se postula la existencia de múltiples factores causales. De hecho, la fibromialgia (FM) no es una enfermedad nueva, ya que existen referencias de este cuadro clínico desde principios del siglo XIX. En 1904 Gowers empleo el término de fibrositis para describir un cuadro de dolor generalizado, de carácter difuso y cambiante que afectaba a músculos tendones y articulaciones. Más adelante en 1927, Albee utilizó el de fibromiositis. En 1939 Steindler lo denominó con el término dolor miofacial y ya habló de la existencia de puntos dolorosos (puntos gatillo). En 1952 Travel describe detalladamente el cuadro, llamándole síndrome miofacial; este término se conservará en los años 60 y 70. En 1981, a propuesta de Yunus, se sustituyó por el de “fibromialgia”.
Durante estas décadas ha sido un cuadro clínico poco reconocido por la reumatología “académica”, posiblemente por la vaguedad de las molestias referidas por los pacientes, y especialmente por la inexistencia de unos criterios diagnósticos claros. En el año 1990 el Colegio Americano de Reumatología (ACR) estableció con claridad los criterios para su diagnóstico. Posteriormente la OMS (1992) la clasificó en el manual ICD-10, dándole un reconocimiento nítido como patología reumatológica diferenciada.
La FM se manifiesta con un estado doloroso crónico generalizado no articular, con afectación predominante de los músculos (pero también de tendones y ligamentos) existiendo una sensibilidad exacerbada en múltiples puntos predefinidos, y sin que conviva con una alteración orgánica demostrable (con los medios diagnósticos que manejamos hoy día). La existencia de dolor crónico y difuso es la piedra angular del síndrome.
Para el diagnóstico de FM se tienen en cuenta los siguientes criterios:
1º) Un historial de dolor difuso crónico músculo-esquelético de más de tres meses de duración.
2º) Dolor al presionar en, al menos, 11 de los 18 puntos elegidos (nueve pares). En concreto, en la exploración se debe aplicar aproximadamente 4 kg de presión a un punto sensible predeterminado y el paciente debe afirmar que la palpación ha sido dolorosa. Los pares de puntos que deben valorarse son los siguientes:
– Occipucio: en las inserciones de los músculos suboccipitales.
– Cervicales inferiores: en la cara anterior de los espacios intertransversos a la altura de C5-C7.
– Trapecio en el punto medio del borde posterior.
– Supraespinoso: en sus orígenes, por encima de la espina de la escápula, cerca del borde medial.
– Segunda costilla: en la unión osteocondral.
– Epicondilo: a 2 cm. distalmente del epicondilo.
– Glúteo: en el cuadrante superior externo de la nalga.
– Trocánter mayor: en la parte posterior de la prominencia del trocánter.
– Rodilla: en la almohadilla grasa medial próxima a la línea articular.
3º) Ausencia de alteraciones radiológicas y analíticas.
Debido a que numerosos síntomas de FM se asemejan a los de otras enfermedades es necesario descartar éstas antes de hacer el diagnóstico; las enfermedades a descartar incluyen: Lupus sistémico, polimialgia reumática, miositis, polimiositis, enfermedades de la glándula tiroides, tendinitis, bursitis… Estos cuadros sí se acompañan de alteraciones específicas de las pruebas de laboratorio y de alteraciones de las imágenes radiológicas. De todas formas el diagnóstico de estas condiciones patológicas no excluye la presencia de FM.
Existen muchos puntos en común entre éste síndrome y otro conocido como síndrome de fatiga crónica (de hecho, hasta hace poco se consideraban entidades análogas). Actualmente, la postura más compartida por los investigadores es que ambos ocupan los extremos opuestos de una línea ininterrumpida en la que se encuentran pacientes que presentan manifestaciones de ambos síndromes; y, en buena parte de ellos, es posible distinguir entre fatiga o dolor como síntoma predominante, y diagnosticar en consecuencia como FM o como síndrome de fatiga crónica.
Manifestaciones clínicas
– El dolor es el síntoma nuclear de la FM. Se trata de un dolor difuso y generalizado que los pacientes suelen describir como un dolor de los pies a la cabeza o como me duele todo. Puede ser percibido como molestia, quemazón o desazón. A veces se inicia de forma generalizada, y otras se va extendiendo desde dolores previos más puntuales en el cuello, los hombros, o las lumbares.
– La intensidad y la localización pueden variar durante el día y de unos días a otros. En algunos pacientes puede ser lo suficientemente intenso como para interferir en el desempeño de sus actividades diarias.
– Suelen encontrarse otras dos alteraciones relevantes por el hecho de estar presentes en la mayoría de los casos. En primer lugar, un cansancio generalizado que los pacientes definen como estoy agotado sin hacer nada o no tengo fuerzas. Se trata de un cansancio que se mantiene durante casi todo el día, lo que implica que el paciente vaya desplegando menor actividad y que progresivamente presente menor tolerancia al esfuerzo físico. En segundo lugar, trastornos del sueño: los pacientes que sufren de este síndrome suelen presentar un sueño de poca calidad, poco reparador y, a pesar de dormir las horas suficientes, pueden despertarse y sentirse todavía cansados, como si apenas hubieran dormido. Por otra parte, otros pueden expresar dificultades para conciliar el sueño o para mantenerse dormidos; finalmente, otros sufren de apnea durante el sueño.
– Otros síntomas que suelen asociarse con la FM:
- Anquilosamiento y rigidez del cuerpo; sobre todo al levantarse por las mañanas o al permanecer un tiempo prolongado sin moverse.
- Dolores de cabeza o de cara: jaquecas, cefalea de tipo tensional y/o vascular. Y dolores en la articulación temporomandibular.
- Colon irritable: trastornos de tipo intestinal que se manifiesta con dolores abdominales, meteorismo, estreñimiento y/o diarrea.
- Problemas genito-urinarios, con un aumento en la frecuencia de la micción (poliuria) o sensación de mayor urgencia para orinar (sin infección en la vejiga).
- Parestesia: entumecimiento u hormigueo. En manos y/o pies las sensaciones se pueden describir como prurito o ardor.
- Hipersensibilidad al medio ambiente: a veces se manifiesta una sensibilidad diferente al frío en las manos o en los pies, acompañada de cambios de coloración de la piel (color violáceo). Esta condición se conoce también como fenómeno de Raynaud. También puede existir una mayor sensibilidad a la luz, ruidos, olores y cambios del tiempo.
- Desórdenes dermatológicos, como prurito, eczemas o máculas; a veces, se experimenta una sensación de hinchazón, particularmente en las extremidades.
- Dolor torácico. Algunos pacientes presentan costocondralgia, o dolor muscular donde las costillas se unen al esternón.
- Desequilibrio o sensación de mareo o de sensación vertiginosa.
- Trastornos cognitivos, tales como dificultad para concentrarse, lentitud mental, perdida de la memoria.
- Síndrome de las piernas inquietas, que se caracteriza por un impulso incontrolable de mover las piernas, sobre todo cuando se está descansando, reposando, durmiendo.
- Desórdenes emocionales: depresión y ansiedad. Aparecen en un 30% de los casos, requiriendo una intervención concreta especializada. Si no se abordan estas condiciones, pueden exacerbar la FM e interferir en el manejo exitoso de los síntomas.
Epidemiología
La fibromialgia afecta aproximadamente al 3-5 % de la población, supone entre un 10-25 % de todas las consultas de reumatología y entre un 3-5 % de las de medicina familiar.
La edad de presentación más frecuente oscila entre los 40 y 50 años, aunque también se ha descrito en jóvenes e incluso en niños. Afecta mayoritariamente a las mujeres, con una proporción de 8:1 respecto a los varones.
Actualmente, se cree que pueda tratarse de un trastorno de los mecanismos de percepción del dolor, determinando una hiperalgesia a estímulos mecánicos. Las causas por lo que esto ocurre de momento son desconocidas, pero se sospecha de la implicación de múltiples factores.
Hay discordancias respecto al origen periférico o central de la disfunción, pero cada vez existen más evidencias de disfunciones a nivel central. Así, se han estudiado posibles alteraciones en las vías de transmisión del dolor. Los hallazgos parecen coincidir en que los pacientes de FM tienen niveles más bajos de serotonina que los sujetos normales. Recordemos que la serotonina es un neurotransmisor que participa en la percepción del dolor; y, además, esta sustancia también participa en la regulación del sueño, lo que podría igualmente explicar las alteraciones observadas en estos pacientes.
Otra hipótesis postula la existencia de un desequilibrio en el sistema respuesta-adaptación al estrés; en concreto una sobreregulación del eje hipotálamo- hipófisis -suprarrenal y también una hiperactivación del sistema nervioso simpático. Esta explicación podría verse respaldada con la evidencia a nivel clínico de que muchos casos comienzan después de procesos que pueden considerarse estresantes (enfermedades, accidentes o traumas físicos, estrés emocional agudo…), por la tendencia de estos pacientes a afrontar con estrés los pequeños problemas o contratiempos cotidianos y por su incapacidad de relajación.
Tratamiento biomédico
Actualmente no existe un tratamiento biomédico que cure definitivamente este cuadro clínico, de manera que la terapéutica empleada suele poner el foco en el objetivo de paliar los síntomas de la FM en el mayor grado posible y en evitar una evolución de la misma. Ello debería considerarse siempre de forma individualizada, según las características del paciente y del desarrollo particular del cuadro. Y de la misma manera que las manifestaciones de la fibromialgia varían para cada afectado, también lo hacen las formas de tratamiento que tienen éxito. Lo que sirve para un paciente puede que no sirva para otro; y, en el ideario biomédico, un enfermo de fibromialgia debería estar incluido en un programa multidisciplinar en el que se le ofrezca una atención integral. De manera que en el tratamiento biomédico de esta enfermedad sería necesaria la intervención coordinada de diferentes especialistas: reumatólogos, internistas, psicólogos, psiquiatras, enfermeras, fisioterapeutas, trabajadores sociales y, en algunos casos, unidades del dolor. En cualquier caso, siempre es necesaria la colaboración del paciente y su implicación activa en el proceso.
Las estrategias terapéuticas más empleadas se aglutinan en cinco ejes: tratamiento farmacológico, tratamientos físicos, terapias alternativas, soporte psicológico y grupos de autoayuda. Estos enfoques no son en absoluto excluyentes, sino que deben emplearse de manera complementaria:
– Tratamiento farmacológico. No existe en la actualidad ningún fármaco que se haya diseñado para tratar específicamente la fibromialgia. La medicación se orienta básicamente hacia el control sintomático del dolor y de las otras manifestaciones asociadas. Los tipos de medicamentos empleados varían, siendo los antidepresivos los más utilizados, ya que actúan aumentando los niveles de serotonina. Se emplean principalmente para tratar la depresión clínica que a menudo se presenta con la FM, además de mejorar el sueño, la fatiga y el dolor.
Por otra parte, los analgésicos y los antiinflamatorios no esteroides ejercen una eficacia relativamente escasa en la disminución del dolor (y más si se utilizan solos), y los corticoides han obtenido resultados poco concluyentes en los ensayos clínicos. Finalmente, los analgésicos opiáceos no son aconsejables, en general, dada la escasa relación coste/beneficio que suponen; sólo se recomienda utilizarlos en pacientes con dolores muy severos, durante períodos de crisis, y siempre pautados/ supervisados por las Unidades del Dolor.
– Tratamiento físico y rehabilitador: Los estudios disponibles señalan que la actividad física y deportiva es indispensable. Se trata de uno de los pilares del tratamiento del paciente con FM, y se centra en el alivio del dolor que se produce al disminuir la hipertonía muscular y en la recuperación funcional de la posible discapacidad. El tratamiento debe ser igualmente individualizado y adaptado al paciente, resultando necesaria su participación activa.
Se ha comprobado la utilidad del ejercicio aeróbico y la de los estiramientos. En cuanto al ejercicio físico, se sabe que en sí mismo es un elemento analgésico por el hecho de activar opioides endógenos. Pero además permite una mayor tonificación muscular, favoreciendo así un estado de relajación. No son necesarios ejercicios sofisticados: se recomienda andar, nadar, practicar aeróbic, pedalear, bailar, hacer gimnasia… Es importante comenzar siempre de forma suave y mantener un patrón moderado con cierta regularidad, pero siempre adaptando la actividad a las preferencias, a las características y a las posibilidades de cada paciente.
Los estiramientos suponen una medida terapéutica importante. Muchos pacientes de fibromialgia experimentan rigidez y tensión músculo-tendinosa, especialmente al despertar, y requieren un tiempo de calentamiento más o menos prolongado. La realización diaria de un programa de estiramientos simple, adecuado a las posibilidades de cada paciente, puede ayudar a recuperar la flexibilidad y la movilidad. Otros procedimientos que se pueden utilizar son las terapias manuales, como masajes relajantes o, incluso, reflexoterapia podal. Adicionalmente, es aconsejable el aprendizaje de técnicas de relajación, siendo las más eficaces las disciplinas orientales como el yoga, la meditación, el Qí gong o el Tai ji, que pueden devolver al organismo el mecanismo fisiológico perdido de activación-desactivación. De esta manera, si bien la hiperactivación fisiológica sostenida puede constituir un camino de riesgo, la respuesta de relajación en cuanto a proceso opuesto constituye necesariamente un mecanismo positivo facilitador de salud.
– Terapias alternativas (para occidente): Se incluye cualquier tipo de terapia holística que trate la desarmonía globalmente. La medicina china, la ayurvédica, la tibetana, la acupuntura japonesa y la coreana, la homeopatía y la osteopatía tienen sus propios métodos diagnósticos y de tratamiento y pueden encuadrarse en este apartado.
– Intervención psicológica. Grupos de autoayuda: La mayoría de investigadores están de acuerdo en la existencia de factores psicológicos y psicosociales en la FM, que influyen en la aparición, mantenimiento y evolución del cuadro. Así, muchos pacientes presentan dificultades en el manejo del estrés, y un tercio de ellos, aproximadamente, padece ansiedad y/o depresión clínicamente significativa.
Los objetivos básicos de la terapia psicológica de la FM son:
1º- Ayudar a los pacientes a adaptarse a su enfermedad. A través de:
- Comprensión del problema.
- Cambio de hábitos inadecuados.
- Aceptación de la enfermedad.
2º- Enseñar técnicas para:
- Combatir el dolor.
- Manejar el estrés.
- Fomentar la autoestima.
3º– Incitar a la formación de un grupo de autoayuda.
En la práctica clínica, se observa que tras la mayoría de casos de fibromialgia se encuentran funcionamientos psicológicos inadecuados muy arraigados. De hecho, muchos afectados reconocen perfiles/patrones de autoexigencia, hiperesponsabilidad, rigidez (necesidad de control), sumisión, represión de emociones, y actitudes que seguramente están en la base de la sobrecarga emocional y física de la que se quejan. Es por ello que es necesario corregir estos aspectos para que sea posible un cambio conductual.
Categorización de la fibromialgia desde la óptica de la medicina china.
Desde la óptica de la medicina china, la FM puede ser categorizada como impedimento de las carnes (肌痹, Jī bì). Adicionalmente, hay que tener en cuenta que la mayoría de los síntomas asociados con la FM poseen la categoría de enfermedad por si mismos para la medicina china. Los más importantes son:
- Consunción (虚劳, Xū láo).
- Patrón depresivo (郁证, Yù zhèng).
- Insomnio (失眠, Shī mián).
* La epidemiología de esta enfermedad afecta principalmente a las mujeres de 20 a 50 años.
– Principios de la medicina china que nos aproximan a la FM:
– En las mujeres lo principal es la sangre.
– A cinco veces siete el yáng brillante (阳明, yáng míng) declina, la generación de sangre decrece y la cara se arruga.
– Los Cielos anterior y posterior se enraízan mutuamente.
– A los 40 años el yīn está en la mitad.
Basándonos en ello sabemos que:
– Las mujeres son más proclives que los hombres a un vacío del bazo (脾虚, Pí xū).
– Un vacío del bazo que no produce suficiente sangre tiende a empeorar sobre los 35 años.
– Un vacío de sangre (血虚, Xuè xū) a la mitad o final de la treintena implica un vacío del yīn (阴虚, Yīn xū) sobre los 40 años.
– Un vacío del Qì del bazo (脾气虚, Pí qì xū) en la mitad o al final de la treintena implica un vacío del bazo y del riñón (脾肾虚, Pí shèn xū) hacia la mitad-final de los 40.
Tanto los mecanismos de la enfermedad como los signos se deben sobre todo a:
– Una desarmonía hígado-bazo (肝脾不调, Gān pí bù tiáo).
– Un vacío del yīn-sangre (阴血虚, Yīn xuè xū).
– Humedad-calor (湿热, Shī rè).
– Estasis de sangre (血瘀, Xuè yū).
– Un viento perverso (风邪, Fēng xié) que se aprovecha de un vacío del Qì correcto (正气, Zhèng qì) y del Qì defensivo (卫气, Wèi qì) para penetrar en el interior. Es por ello que en medicina china se dice que para que un perverso invada, el Qì tiene que estar vacío (邪之所凑其气必虚, Xié zhī suǒ còu qí qì bì xū).
– Enunciados básicos respecto al hígado y al bazo:
– Si el hígado está enfermo, primero hay que tratar el bazo.
– Una enfermedad del hígado es una enfermedad del bazo.
– Una sobrepresión del hígado conduce a un estancamiento del Qì.
– Un estancamiento del Qì conlleva una estasis de sangre.
– Una sobrepresión de hígado genera calor por sobrepresión.
– Un vacío del Qì del bazo puede dar lugar a un vacío de la sangre.
– Un vacío de la sangre puede producir una estasis de sangre.
– Un vacío de la sangre puede generar una sobrepresión del hígado.
– Un vacío de la sangre puede comportar un vacío de yīn.
– Un vacío de la sangre puede generar calor vacío.
– Un vacío del Qì del bazo produce humedad.
– La humedad + el calor producen humedad-calor.
– Un vacío del Qì del bazo puede derivar en un vacío del Qì defensivo.
– Un vacío del Qì defensivo implica una entrada fácil del viento externo, y éste actúa como vector de toda clase de perversos.
¿Qué es el dolor?
– Si el Qì fluye no hay dolor.
– Si hay dolor, es que el Qì no fluye adecuadamente.
– Un dolor fuerte, fijo, lacerante, es indicativo de una estasis de sangre.
– Un dolor con sensación de quemazón es indicativo de calor.
– Un dolor que empeora por la mañana puede indicar bien una malnutrición de los tejidos debido a un vacío del Qì y de la sangre, bien humedad.
Por consiguiente, el dolor de la FM es una combinación de:
– Una malnutrición de los tejidos debido a un vacío simultáneo del Qì y de la sangre (气血两虚, Qì xuè liǎng xū).
– Impedimento de las carnes (肌痹, Jī bì).
– Estasis de sangre (血瘀, Xuè yū)
Causas del dolor:
– Los seis excesos (六淫, Liù yín).
– Los siete sentimientos (七情, Qī qíng).
– Dieta inadecuada (伤食, Shāng shí).
– Iatrogenenia.
– Envejecimiento.
Factores que pueden generar una sobrepresión de hígado:
– Insatisfacción.
– Frustraciones.
– Exceso de control emocional.
– Cólera reprimida o contenida.
– Vacío de la sangre del hígado.
– Vacío del yáng de riñón.
– Vacío de Qì.
Factores que pueden generar un vacío del Qì del bazo:
– Una alimentación inadecuada.
– Un exceso de preocupaciones y de ansiedad.
– Excesos de todo tipo (consumen el Qì).
– Ausencia de actividad física.
– Utilización excesiva de sustancias medicinales frías y amargas (por ejemplo, antibióticos).
– Vivir en un entorno húmedo y cálido.
– Tener una sobrepresión del hígado.
– Tener un vacío del yáng del riñón.
El hígado asegura la circulación fluida del Qì. Ante una desarmonía hígado-bazo habrá una peor circulación del Qì, y ello comportará que éste pueda estancarse. Además, un estancamiento del Qì provocará que la sangre no se active correctamente; y, con ello, se generará una estasis de sangre y la circulación de los líquidos se estancará.
Manifestaciones de una sobrepresión del hígado:
– Distensión.
– Dolor en el recorrido del canal del hígado: flancos, pechos, tórax, abdomen, órganos genitales…
– Ciclotimia, irritabilidad, cólera, depresión.
– Síndrome premenstrual.
– Cefalea.
– Dolor menstrual.
Manifestaciones de un vacío del Qì de bazo:
– Cansancio, agotamiento.
– Falta de fuerza y/o de calor en las extremidades.
– Falta de tono muscular.
– Falta de apetito (excepto si coexiste con calor del estómago).
– Desórdenes digestivos (flatulencias, borborigmos).
– Heces deshechas (diarrea si hay un vacío del yáng del bazo).
Manifestaciones de una acumulación de humedad:
La humedad puede acumularse en los miembros, en los huesos, en los músculos y producir un patrón de impedimento (痹证, Bì zhèng) y, con ello, dolor. Además, una acumulación de humedad puede incluir hinchazón por agua (edema), descargas vaginales anormales (leucorrea) y desórdenes dermatológicos.
La humedad produce sensación de pesadez corporal y manos y pies hinchados. Si la humedad se condensa se puede convertir en mucosidades.
Manifestaciones de una obstrucción por mucosidades:
– Nódulos subcutáneos.
– Mucosidades en el pulmón.
– Mucosidades obstruyendo los orificios del corazón.
– Rinitis.
– Inflamación de los ganglios linfáticos.
Manifestaciones de una estasis de sangre:
– Dolor lacerante, fijo, intenso.
– Dolor menstrual (dismenorrea).
Manifestaciones de un vacío de la sangre:
Suele generarse como consecuencia de un vacío del Qì de bazo, y puede desdoblarse en:
– Vacío de la sangre del hígado:
– Músculos poco nutridos, con espasmos y dolores musculares.
– Desórdenes de la visión.
– Desórdenes psicológicos (ya que favorece un estancamiento del Qì del hígado y, con ello, una falta de interacción entre el alma etérea y el espíritu del corazón).
– Vacío de la sangre del corazón:
– Insomnio
– Palpitaciones.
– Desórdenes de la concentración y de la memoria.
* Con el tiempo, un vacío de la sangre puede favorecer un vacío del yīn.
Manifestaciones de un vacío de yīn:
– Si el riñón está afectado: un calor vacío (虚热, Xū rè).
– Si el hígado está afectado: un ascenso hiperactivo del yáng del hígado (肝阳上亢, Gān yáng shàng kàng).
Manifestaciones de un vacío simultáneo del yáng del bazo y del riñón:
– Bazo: Un vacío del Qì del bazo puede generar, con el transcurso del tiempo, un vacío del yáng del bazo y, más tarde, un vacío del yáng del riñón. Habrá desórdenes digestivos, frío en calentador medio y diarrea del canto del gallo.
– Riñón: Nicturia, dolor lumbar, impotencia, descenso de la libido.
* Con el transcurso del tiempo, un vacío simultáneo del yáng del bazo y del riñón agravará:
– La estasis de sangre.
– La acumulación de humedad.
– La obstrucción de mucosidades.
– El vacío de la sangre.
– La sobrepresión del hígado con estancamiento del Qì.
Manifestaciones de la humedad–calor:
– Heces deshechas o diarrea.
– Heces oscuras, verdosas, o amarillo pálido, o de color mostaza.
– Sensación de quemazón o de acidez en el ano durante o después de la expulsión de las heces.
– Heces de olor nauseabundo.
– Piernas hinchadas, enrojecidas, calientes y dolorosas.
– Lesiones cutáneas de coloración rojiza, inflamadas, calientes y húmedas.
– Orina frecuente, penosa y con sensación de quemazón al orinar.
– Genitales enrojecidos, hinchados y húmedos.
– Descargas vaginales anormales (leucorrea) espesas y amarillentas.
– Saburra lingual amarilla y grasosa.
– Pulso resbaladizo y rápido.
Consecuencias de una sobrepresión del hígado transformada en calor:
Una sobrepresión de hígado que perdure puede transformarse en calor (o en fuego). Este calor a la vez puede transmitirse:
1º) Al estómago, generando así calor en el estómago (que puede coexistir con un vacío del Qì/yáng del bazo).
2º) Al propio hígado, quemando el yīn y favoreciendo un ascenso de yáng/viento del hígado.
3º) Al corazón, perturbando el espíritu.
4º) Al pulmón, generando desórdenes en las vías respiratorias.
5º) Este calor puede también penetrar en la sangre y generar hemorragias y desórdenes dermatológicos.
6º) Por el hecho de que el calor consume los líquidos puede generar mucosidades-calor.
Identificación de patrones (辨证, Biàn zhèng):
1º– Desarmonía hígado–bazo (肝脾不调, Gān pí bù tiáo):
– Signos del patrón (证候, Zhèng hòu): Distensión abdominal, dolor en el recorrido del canal del hígado, ciclotimia, irritabilidad, cólera, depresión mental, síndrome premenstrual, cefalea, dolor menstrual, cansancio, falta de fuerza y/o de calor en las extremidades, falta de tono muscular, falta de apetito (excepto si coexiste con calor del estómago), desórdenes digestivos (flatulencias, borborigmos), heces deshechas o diarrea.
– Métodos de tratamiento (治法, Zhì fǎ):
-Desbloquear el hígado y movilizar el Qì (疏肝行气, Shū gān xíng qì).
-Fortalecer el bazo y beneficiar el Qì (健脾益气, Jiàn pí yì qì).
2º– Humedad-calor (湿热, Shī rè):
– Signos del patrón (证候, Zhèng hòu): Heces deshechas o diarrea, heces oscuras, verdosas, o amarillo pálido, o de color mostaza; sensación de quemazón o de acidez en el ano durante o después de la expulsión de las heces; heces de olor nauseabundo, piernas hinchadas, enrojecidas, calientes y dolorosas; lesiones cutáneas de coloración rojiza, inflamadas, calientes y húmedas; orina frecuente, penosa y con sensación de quemazón al orinar; genitales enrojecidos, hinchados y húmedos; descargas vaginales anormales (leucorrea) espesas y amarillentas; saburra lingual amarilla y grasienta y un pulso resbaladizo y rápido.
* La humedad-calor complica la mayoría de los casos de FM. No suele ser el patrón principal, pero suele complicar cuadros de desarmonía hígado-bazo, de vacío simultáneo del Qì y del yīn, y de vacío simultáneo del yīn y del yáng. Las áreas del cuerpo que suele afectar son: el tracto reproductivo y los genitales externos, el tracto urinario, el tracto digestivo, las extremidades inferiores y la piel. Los pacientes con signos de humedad-calor suelen presentarla en dos o más de estas áreas, pero nunca en todas ellas a la vez. Además, es habitual que la humedad-calor emigre de sistema en sistema (por ejemplo, que a veces se manifieste en el tracto urinario y otras en el sistema gastrointestinal) o, incluso, que evolucione manifestándose como humedad-calor que genera desordenes dermatológicos o articulares (patrón de impedimento por viento-humedad-calor).
– Métodos de tratamiento (治法, Zhì fǎ):
– Clarificar el calor y secar la humedad (清热燥湿, Qīng rè zào shī).
3º– Vacío de Qi y yīn con sobrepresión del hígado (气阴两肝郁虚, Qì yīn liǎng gān yù xū):
Se trata de una desarmonía hígado-bazo coexistente con un vacío del yīn del corazón y el riñón. Se trata de un cuadro bastante corriente entre mujeres de más de 50 años, tanto antes como después de la menopausia.
– Signos del patrón (证候, Zhèng hòu): Insomnio matutino (la persona se despierta entre la 3 y las 5 a.m, y le es imposible volver a dormirse) debido a que el yáng se manifiesta demasiado pronto debido a un vacío del yīn (en caso de insomnio por un vacío del yīn, la persona tiene dificultad para dormirse debido al calor vacío que perturba el espíritu); cansancio, falta de fuerza, lumbalgia, micciones frecuentes y escasas, heces deshechas, mareos, acúfenos, transpiración ladrona (nocturna), manos y pies fríos que se alternan con calor en los cinco corazones; una lengua pálida con la punta colorada, sin saburra o con una saburra delgada y amarilla y un pulso rápido y filiforme.
– Métodos de tratamiento (治法, Zhì fǎ):
– Fortalecer el bazo y beneficiar el Qì (健脾益气, Jiàn pí yì qì).
– Suplementar el riñón y nutrir el yīn (补肾养阴, Bǔ shèn yǎng yīn).
– Clarificar el calor vacío (清虚热, Qīng xū rè) si lo hubiera.
– Desbloquear el hígado y movilizar el Qì (疏肝行气, Shū gān xíng qì).
4º– Vacío simultáneo de yáng del bazo y del riñón con sobrepresión del hígado (脾肾阳虚肝郁证, Pí shèn yáng xū gān yù zhèng):
– Signos del patrón (证候, Zhèng hòu): Cansancio, falta de fuerza y sin ganas de hablar; transpiración espontánea, diarrea del canto del gallo, lumbalgia y falta de libido; micciones frecuentes, nicturia, manos y pies fríos (sobre todo los pies) y opresión y/o distensión torácica, epigástrica, abdominal o en los flancos; irregularidades menstruales, reglas dolorosas, irritabilidad y depresión mental; lengua pálida, hinchada y con marcas dentales; pulso de cuerda, filiforme, profundo y sin fuerza.
Este es un cuadro que se suele encontrar en mujeres de unos 40 años; es decir, justo antes de la menopausia. Durante el climaterio, el vacío del hígado y del riñón predomina, y se complementa con un vacío de Qì o de yáng, con una desarmonía hígado-bazo y con humedad-calor (en el tracto digestivo o en el calentador inferior). Adicionalmente, también se suele encontrar un vacío del yīn del corazón, calor en el estómago y una estasis de sangre.
– Métodos de tratamiento (治法, Zhì fǎ):
– Fortalecer el bazo y beneficiar el Qì (健脾益气, Jiàn pí yì qì).
– Suplementar el riñón y calentar el yáng (补肾温阳, Bǔ shèn wēn yáng).
– Desbloquear el hígado y movilizar el Qì (疏肝行气, Shū gān xíng qì).
* A pesar de que el yīn y el yáng tengan el mismo origen, no son simétricos: el yáng proviene directamente del yīn, pero éste no proviene directamente del yáng, sino que lo hace de forma indirecta. De manera que cuando el yáng domina, al yīn le cuesta recuperarse y nivelarse con el yáng. La mejor estrategia para recuperar el yīn (sobre todo en el periodo perimenopáusico, en el que el calor interno es considerable) no es generarlo a partir de calentar el yáng con remedios de naturaleza tibia o caliente, ya que corremos el riesgo de inflamar aún más el fuego ministerial, sino a través de reforzar el bazo para aumentar la esencia del cielo posterior. Por lo tanto, suplementaremos moderadamente el yīn y el yáng -nunca una suplementación drástica- y lo combinaremos con una suplementación del Qì del bazo.
5º– Vacío del Qì del bazo, del yīn y del yáng del riñón con calor vacío y sobrepresión del hígado (脾气虚肾阴阳虚肝郁, Pí qì xū shèn yīn yáng xū gān yù):
Se trata de una combinación de los patrones 1º y 4º, que se suele encontrar sobre todo en mujeres de unos 50 años, a pesar de que también puede aparecer tanto en mujeres como en hombres más jóvenes.
– Signos del patrón (证候, Zhèng hòu): cansancio, falta de fuerza y sin ganas de hablar; transpiración espontánea y/o nocturna; heces desechas o estreñimiento, lumbalgia y debilidad de rodillas; declive de la libido, micciones frecuentes, nicturia, manos y pies fríos que se alternan con calor en los cinco corazones; fiebre en mareas y una cara pálida pero con las mejillas coloradas; opresión y/o distensión torácica, epigástrica, abdominal o en los flancos; irregularidades menstruales y reglas dolorosas; irritabilidad y depresión mental; lengua pálida, hinchada, con marcas dentales y con una saburra escasa y amarilla; y un pulso de cuerda, filiforme y rápido, posiblemente profundo y sin fuerza.
– Métodos de tratamiento (治法, Zhì fǎ):
– Fortalecer el bazo y beneficiar el Qì (健脾益气, Jiàn pí yì qì).
– Suplementar el riñón y calentar el yáng (补肾温阳, Bǔ shèn wēn yáng).
– Nutrir el yīn y clarificar el calor vacío (养阴清虚热, Yǎng yīn qīng xū rè).
– Desbloquear el hígado y movilizar el Qì (疏肝行气, Shū gān xíng qì).
6º– Estasis de sangre (血瘀, Xuè yū):
Este patrón nunca aparece solo, simplemente es una consecuencia de los patrones vistos hasta ahora y suele presentarse conjuntamente con ellos.
– Signos del patrón (证候, Zhèng hòu): Dolor fijo y lacerante que suele empeorar a la caída de la tarde o durante la noche; varices, venas sublinguales tortuosas que se extienden hasta casi la punta de la lengua; piel de serpiente, menstruaciones dolorosas acompañadas de coágulos oscuros, ojeras oscuras, superficie de la lengua con máculas moradas y un pulso de cuerda o rugoso.
* Este patrón no hace más que complicar a los precedentes. En medicina china se dice que las enfermedades recientes se localizan en los canales, las enfermedades antiguas en los colaterales.
– Métodos de tratamiento (治法, Zhì fǎ):
– Activar la sangre y disipar la estasis (活血祛瘀, Huó xuè qū yū).
– Liberar los colaterales y aliviar el dolor (通络止痛, Tōng luò zhǐ tòng).
7º– Nódulos de mucosidades (痰核, Tán hé):
Se trata de cualquier clase de bulto bajo la piel. Son suaves y resbaladizos al tacto, y no presentan ni enrojecimiento, ni hinchazón, ni supuración, ni dolor (Ej: nódulos linfáticos, quistes en los pechos, quistes sebáceos…).
Este patrón, como el anterior, no hace más que acompañar y complicar a los anteriores patrones.
– Métodos de tratamiento (治法, Zhì fǎ):
– Transformar las mucosidades y disipar los nódulos (化痰散核, Huà tán sàn hé).
Tratamiento basado en una identificación de patrones
Recordemos que:
– El dolor fuerte, fijo y lacerante se debe a una estasis de sangre.
– El dolor con sensación de quemazón es indicativo de calor.
– El dolor que empeora por la mañana indica un vacío de Qi y de sangre y/o a humedad.
Podemos considerar el dolor de la FM como una combinación de:
1º- Estasis de sangre.
2º- Patrón de impedimento por humedad-calor.
3º- Vacío del Qì y de la sangre.
La medicina china siempre procura aplicar un tratamiento holístico (整体治疗, Zhěng tǐ zhì liáo); y, para tratar la FM es necesario, además de una prescripción de remedios ajustada a los 8-10 patrones interdependientes y concomitantes que pueda presentar el paciente, una implicación total del mismo.
Es por ello que el paciente debe complementar su tratamiento herbal con:
1º- Ejercicio adecuado (no en exceso): Moviliza el Qì y activa la sangre. Fortalece el bazo y armoniza el estómago.
2º- Relajación: Distiende la sobrepresión del hígado y desinhibe el mecanismo del Qì.
3º- Corrección dietética: Con el objetivo de fortalecer el bazo, secar la humedad y prevenir el calor por estancamiento.
4º- Masajes: Algunos pacientes encuentran alivio con los masajes, pero otros experimentan un empeoramiento del dolor y de la rigidez muscular al cabo de uno o dos días después de recibir un masaje, incluso si éste ha sido suave. En ese caso los puntos ashi dolorosos se tratarán con moxibustión.
5º- Tratar el insomnio: En un cuadro de FM cuanto más regularicemos el sueño del paciente, más favorecemos la disminución del dolor. Cuanto mejor duerma, menos dolor tendrá; es por ello que es necesario incidir con preferencia sobre el insomnio.