Eduard Genís Sol, marzo del 2022
El bazo pertenece a la tierra (土, Tǔ) y su naturaleza, al yīn; por lo tanto, es la tierra-yīn (阴土, Yīn tǔ). Conectado con el estómago, que es la tierra-yáng (阳土, Yang tǔ), mantiene con él una relación interior-exterior. Transforma y transporta los alimentos y los fluidos y, a partir de esta transformación, genera el Qì, la sangre, la construcción y la defensa. Dirige el centro para irrigar los cuatro costados; llena y nutre las cinco vísceras y las seis entrañas, las carnes, los tendones, los nueve orificios, los cuatro miembros y los cien huesos. Gobierna el ascenso de lo puro y la nutrición del corazón, del pulmón, de la cabeza y de los ojos; conserva los órganos internos en su posición natural y controla la sangre manteniéndola dentro de los vasos y evitando que se extravase fuera de ellos. Representa la base del ascenso y del descenso del mecanismo del Qì,y la de la generación del Qì y de la sangre. Si el bazo no puede llevar a cabo sus funciones, se producen cambios patológicos derivados bien de un desajuste de su transporte y transformación, bien de desequilibrios de los fluidos, o de desórdenes en el mecanismo del Qì, o en la circulación de la sangre, o en la defensa externa, o en una malnutrición general.
Deterioro del transporte y de la transformación (运化障碍, Yùn huà zhàng’ài): Mediante el transporte y la transformación, el bazo-estómago absorbe, digiere, y distribuye la esencia de los alimentos y las bebidas por el cuerpo entero para nutrirlo. En caso de fallar esta función, se puede producir una falta de apetito, distensión del conducto del estómago, dolor abdominal, diarrea o disentería, heces deshechas o estreñimiento y micciones escasas o bien profusas.
Desequilibrios de los fluidos (水液失调, Shuǐ yè shī tiáo): Al mismo tiempo que el bazo transforma las esencias del agua y los cereales, también absorbe y distribuye los fluidos por el cuerpo entero. Si esta función fracasa, la distribución de estos últimos queda dañada, los fluidos se acumulan y se estancan y se genera humedad y mucosidades que se manifiestan en diversas formas, todas ellas patógenas: humedad turbia, mucosidades fluidas, hinchazón por agua, obesidad o descargas vaginales blancas -leucorrea-.
Desórdenes del mecanismo del Qì (气机紊乱, Qì jī wěn luàn): La dirección apropiada del Qì del bazo es el ascenso. El Qì del bazo hace ascender el yáng puro y guía el movimiento ascendente del mecanismo del Qì en el cuerpo entero trabajando en conjunción con el Qì de estómago, que hace descender el yīn turbio. Si el Qì del bazo está dañado y no puede hacer ascender el yáng puro y éste en lugar de ascender, desciende, ello puede ocasionar un desequilibrio y un desorden en el mecanismo del Qì en todo el cuerpo. Si el Qì del bazo no puede ascender, las esencias del agua y de los cereales no podrán nutrir ni el corazón, ni el pulmón, ni la cabeza, ni los orificios puros, situación que se manifestará mediante mareos, desórdenes de la visión, complexión facial blanca y pálida y una inhibición de la boca y la garganta. Si el Qì del bazo se hunde, se producirá pesadez en el conducto del estómago y en el abdomen, ganas frecuentes de defecar, diarrea crónica, o un prolapso de los órganos internos.
Circulación de la sangre dañada (血液失运, Xuè yè shī yùn): En condiciones normales, el bazo controla la sangre; si el Qì del bazo está vacío y no puede llevar a cabo este control, la sangre puede extravasarse de sus conductos y, con ello, pueden producirse hemorragias nasales, expectoraciones sangrientas, vómitos de sangre, sangre en la orina, heces sangrientas, menstruaciones profusas, inundaciones y pérdidas, o hemorragias espontáneas de las carnes.
Inseguridad de la defensa externa (卫外不固, Wèi wài bù gù): Un Qì del bazo abundante genera un Qì defensivo consistente, y este último protege y defiende el exterior carnoso y combate y resiste las invasiones de los perversos externos. Si el Qì del bazo está vacío, no podrá producir el Qì defensivo, con lo cual los intersticios no estarán cerrados herméticamente y, con ello, no podrá prestarse una defensa externa segura. En este escenario, los perversos externos invadirán el cuerpo con facilidad y se producirá transpiración espontánea, congestión nasal y/o una falta de fuerza. Adicionalmente, un Qì del bazo vacío dará lugar a un agotamiento del Qì y de la sangre, a que las funciones de las vísceras y las entrañas queden dañadas y a que la resistencia a las enfermedades se debilite. Con ello, la persona será más proclive a la contracción de enfermedades.
Deficiencias nutricionales (营养缺乏, Yíng yǎng quē fá): El bazo gobierna el Cielo posterior. Ello quiere decir que de él depende la constitución adquirida -la que se construye tras el nacimiento- y es la fuente de la generación del Qì y de la sangre. El bazo produce Qì, sangre, fluidos y esencia del Cielo posterior y nutre el espíritu y el cuerpo entero. Si el Qì del bazo está dañado, todo el organismo carecerá de estos Qì, sangre, fluidos, esencia del Cielo posterior y espíritu; con lo cual las funciones y las actividades de las otras vísceras y entrañas quedarán debilitadas y el conjunto del cuerpo presentará signos de malnutrición y de disfuncionamiento tales como adelgazamiento, falta de fuerza, espíritu fatigado, cansancio y somnolencia, palpitaciones cardíacas, insomnio y una complexión facial pálida y sin lustre.