Oro, incienso y mirra 金箔乳香和没药

Eduard Genís Sol, diciembre del 2014

En la tradición católica, una de las leyendas al uso es que, tras el nacimiento de Jesucristo, los Reyes Magos (también llamados Reyes de Oriente), visitaron a la Virgen María y al niño-Dios y les ofrecieron oro, incienso y mirra.

En esta historia se nos presentan dos misterios profundos. El primero de ellos es ¿cómo es posible ser virgen y madre biológica de forma simultánea? El segundo es ¿oro, incienso y mirra? ¿Para qué? ¿Una excentricidad real? ¿Un regalo friki? ¿Un delirio navideño?

El primero de estos misterios tiene fácil explicación, se trata, simplemente, de una particularidad semántica. Resulta que en arameo, la lengua de Cristo, a las mujeres jóvenes se les llamaba, colectivamente y como apelativo cariñoso, ‘vírgenes’, de la misma manera que hoy en día se les puede llamar ‘muchachas’, o ‘chicas’. De manera que la Virgen María no era virgen, ni mucho menos, en la acepción más común de la palabra. Y no lo fue ya que, según cuentan, por lo menos tuvo un hijo.

El segundo de los misterios es incierto y requiere una apuesta. La mía es que los Reyes no eran más que médicos y que la ‘virgen’ María tuvo un problema relacionado con el posparto. Quizás una infección, probablemente derivada de una episiotomía realizada para simplificar un parto difícil. En este caso y para frenar la infección, se requería, básicamente, refrescar la sangre y resolver la toxicidad (凉血解毒, Liáng xuè jiě ) y  activar la sangre y disipar la estasis (活血祛瘀, Huó xuè qū yū). En nuestros días, para llevar a cabo estas acciones podríamos utilizar una modificación de la Bebida de los cinco ingredientes para dispersar la toxicidad (五味消毒饮, Wǔ wèi xiāo dú yǐn), integrada por Jīn Yín Huā + Yě Jú Huā + Pú Gōng Yīng + Zǐ Huā Dì Dīng + Zǐ Bèi Tiān Kuí + (zhì) Rǔ Xiāng + (zhì) Mò Yào + (Jiǔ zhì) Chì Sháo Yào + (Shēng) Mǔ Dān Pí. Dicha bebida se puede fácilmente transformar en píldora, en cuyo caso su nombre sería Píldora de los cinco ingredientes para dispersar la toxicidad (五味消毒丸, Wǔ wèi xiāo dú wán). Y si eventualmente la paciente estuviera muy agitada, se podría haber recubierto la píldora de una fina capa de oro (金箔, Jīn Bó) para tranquilizar su espíritu.

Desde nuestro punto de vista, los Reyes Médicos aportaron tres de los remedios medicinales integrantes de la fórmula, tres remedios preciosos y quizás de difícil acceso en aquel tiempo, en aquellas circunstancias y en aquel lugar:. Y no eran para Jesucristo, sino para su madre virgen.

El oro (金箔, Jīn Bó) es un remedio medicinal integrante del subgrupo de los remedios pesados que tranquilizan el espíritu (重镇安神药, Zhòng zhèn ān shén yào), y se utiliza en finas láminas para envolver las píldoras, o bien en polvo (de 0,5-1 gramo diario). Picante y neutro, penetra en el corazón y en el hígado. Se utiliza siempre sin cocción (生, Shēng) para sosegar el espanto y tranquilizar el espíritu en caso de palpitaciones, epilepsia o viento de espanto.

La resina de incienso (乳香, Rǔ Xiāng) pertenece al grupo de los remedios que activan la sangre y disipan la estasis (活血祛瘀药, Huó xuè qū yū yào). Es picante, amarga, tibia y con tropismo hacia el corazón, el hígado y el bazo. Salteada al amarillo (炒黄, Chǎo huáng) o bien tostada con vinagre de arroz  (醋炙, zhì),  activa la sangre, moviliza el , alivia el dolor y dispersa la hinchazón en caso de menstruaciones bloqueadas y dolorosas, de golpes y caídas, de dolor cardíaco, o en el conducto del estómago, o en el abdomen, y también en caso de concreciones y conglomeraciones. Suele asociarse con Mò Yào.

Por su parte, la mirra (没药, Mò Yào) también pertenece al grupo de los remedios que activan la sangre y disipan la estasis (活血祛瘀药, Huó xuè qū yū yào). Es picante, amarga y neutra y se dirige al corazón, al hígado y al bazo. Salteada al amarillo (炒黄, Chǎo huáng) o bien tostada con vinagre de arroz  (醋炙, zhì), activa la sangre, alivia el dolor y dispersa la hinchazón y regenera las carnes. Posee las mismas acciones e indicaciones que Rǔ Xiāng, y ambos remedios suelen asociarse sistemáticamente.

¿Un cuento navideño? ¡Quién sabe!

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