Eduard Genís Sol, mayo del 2016.
Los textos clásicos chinos son la base de la cultura ancestral del país del Centro. Incluyen indistintamente poesía y prosa, y son tan antiguos que algunos de ellos comprenden épocas tan remotas como la dinastía Zhōu del Este (东周, Dōng zhōu). Uno de los rasgos más destacables de la cultura china es que, gracias a la importancia secular otorgada a estos textos, ha podido tener una línea de continuidad y de crecimiento sustentada en una sólida base filosófica. Los Cuatro libros y los Cinco clásicos (四书五经, Sì shū wǔ jīng) eran de estudio obligatorio para los académicos confucionistas que querían llegar a ser oficiales gubernamentales. No era posible devenir ni siquiera oficial del ejército sin un conocimiento exhaustivo de estos textos. Los niños empezaban estudiando de memoria los caracteres referentes a los 438 apellidos, llamados los apellidos de las cien familias (百家姓, Bǎi jiā xìng) y, a continuación, un poema titulado el Clásico de los Tres Caracteres (三字经, Sān zì jīng), que consistía en una serie de pareados integrados únicamente por tres caracteres. En total, el texto constaba de sólo 1.200 caracteres, pero en tan limitado espacio figuraban los aspectos más relevantes de la tradición confucionista. Y se aprendían el texto de memoria antes de aprender a leer y a escribir. Más tarde, estudiaban los clásicos con el objetivo de escalar el orden social. Sólo quienes lo lograban tenían acceso al funcionariado.
En realidad habían sido seis, ya que uno de ellos, el Clásico de la música (乐经, Lè jīng), no sobrevivió a la gran quema de libros del inicio de la dinastía Hàn (汉朝, Hàn cháo) más que parcialmente. Están integrados por cinco libros antiguos usados por el confucionismo como base de todos los estudios. De hecho, su conocimiento fue impartido desde la dinastía Hàn, cuando el confucionismo adquirió el estatuto de ideología de Estado en China, hasta finales de la dinastía Qīng (清朝, Qīng cháo), en pleno siglo XX. El dominio de estos textos era requerido para que cualquier hombre de letras accediese a un puesto de trabajo en la vasta burocracia gubernamental.
Los cinco clásicos son el Clásico de la poesía (诗经, Shī jīng), el Clásico de la historia (书经, Shū jīng), el Libro de los ritos (礼记, Lǐ jì), los Anales de primavera y otoño (春秋繁露, Chūn qiū fán lù) y el Clásico de las mutaciones (易经, Yì jīng). Adicionalmente, y como hemos mencionado anteriormente, a ellos habría que añadir el parcialmente destruido Clásico de la música (乐经, Lè jīng).
El Clásico de la poesía, o Clásico de las odas, o Clásico de las canciones 诗经 Shī jīng
Estaba integrado por poco más de trescientos poemas, que incluían tanto canciones populares como cortesanas. Además, también figuraban en él los himnos cantados en las más solemnes ceremonias de la corte imperial y aquéllos que sonaban durante los sacrificios a los dioses y a los espíritus de los ancestros. Actualmente, el Clásico de la poesía significa la fuente de conocimiento lingüístico más importante que existe del periodo que transcurre desde el siglo XI hasta el siglo VI antes de Cristo.
El Clásico de la historia 书经 Shū jīng
Explica los acontecimientos que se desarrollaron desde el VII antes de Cristo. Consta de 58 capítulos que recogen una serie de hechos históricos acontecidos antes del período de Primavera y Otoño (春秋, Chūn qiū) y que incluyen dinastías tan remotas como la Xià (夏), la Shāng (商) y la Zhōu (周).
El Libro de los ritos 礼记 Lǐ jì
Se trata de la recopilación más antigua y la más completa de las formalidades sociales, de los ritos, de las ceremonias de la corte y de las jerarquías sociales de la antigua China. El original se perdió en el siglo III después de Cristo.
Los Anales de Primavera y Otoño 春秋繁露 Chūn qiū fán lù
Son una crónica del Estado de Lǔ (鲁), el lugar de nacimiento de Confucio (孔子, Kǒng zǐ), durante el periodo llamado de Primavera y Otoño (春秋时代, Chūn qiū shi dai), entre los años 722 y 481 antes de Cristo, periodo que surgió justo antes del periodo conocido como el de los Estados Combatientes (战国时期, Zhàn guó shí qī), del 500 al 222 antes de Cristo. Se trata de las únicas crónicas que sobreviven del Periodo de los Zhōu del Este (东周, Dōng zhōu) y que abarcan todo el periodo anterior a los Qín (先秦时期, Xiān qín shí qī).
El Clásico de las mutaciones 易经 Yì jīng
El Clásico de las mutaciones deriva de la tradición de necromancia, geomancia, numerología y magia en general de la China antigua. Es la fuente primaria de la Teoría del yīn y del yáng (阴阳学说, Yīn yáng xué shuō) y, en esencia, representa un esquema matemático de los fenómenos del universo, del hombre, de la naturaleza, del Cielo y de la Tierra. Cuenta la leyenda que el origen de este clásico se encuentra en unas revelaciones celestiales hechas al emperador Fú Xī (伏羲) – el primero de los tres soberanos (三皇, Sān huáng) de la China antigua – alrededor del año 2.800 antes de nuestra era, en forma de ocho trigramas (八卦, Bā guà) dibujados en el caparazón de una tortuga. Se puede decir de este libro que aúna el hecho de ser un libro de oráculos y un libro de sabiduría que ha influido profundamente todo el pensamiento y la filosofía chinas en el transcurso de la historia.
El Clásico de las mutaciones está integrado por una serie de 64 hexagramas (六十四卦, Lìu shí sì guà) creados por el rey Wén (文王, Wén wáng), dinastía Zhōu (周朝, Zhōu cháo), tras haber modificado la disposición de los mencionados trigramas de Fú Xī (伏羲). Un trigrama (卦, Guà) es un conjunto integrado por tres trazos enteros o truncados, Un trazo entero representa el yáng (阳); uno de truncado, el yīn (阴). El número de trazos de cada clase y su orden de sucesión indica una cierta relación de tres yīn yáng que vehicula un determinado significado y un cierto número de combinaciones. Cuando se aparean dos trigramas, se obtiene un hexagrama. La particularidad de este último, definido por seis trazos, es que no se trata tan sólo de la suma de dos trigramas básicos, sino que también contiene un cierto número de trigramas internos con vida propia y, a partir de las variaciones que se puedan generar en sus líneas, ello define una gran variedad de transformaciones, de mutaciones posibles. Así, un hexagrama es portador de significados y de combinaciones yīn yáng de una riqueza enorme que, más allá de su contenido significativo, comporta la mutación, la transformación, como principio inherente.