Eduard Genís Sol, noviembre del 2017
El gobierno por parte del hígado de la fluidez y la descarga (疏泄, Shū xiè) hace referencia a la cualidad del Qì del hígado de regularizar y desinhibir el mecanismo del Qì (气机, Qì jī) en el cuerpo entero. Con ello asiste a la movilización del Qì, a la activación de la sangre y de los fluidos, a la estimulación del ascenso del yáng puro (清阳升, Qīng yáng shēng) y del descenso del yīn turbio (浊阴降, Zhuó yīn jiàng), a la regularización de las funciones reproductivas y a la desinhibición de las emociones.
Por otra parte, el gobierno del almacenamiento de la sangre (藏血, Cáng xuè) incluye tanto el hecho de acumularla, como el de regular la cantidad de sangre que está en circulación en cada momento o el de prevenir las pérdidas de sangre haciendo que ésta circule por los canales habituales.
Por lo que hace referencia al nivel microcósmico de las conexiones del hígado en el organismo, esta víscera se corresponde con el movimiento muscular (筋, Jīn) -que comprende los tendones, los ligamentos y la musculatura estriada y que solemos traducir simplemente como ‘tendones’-, se manifiesta en las uñas, su orientación es la cólera, se abre en los ojos, su humor son las lágrimas, mantiene una relación interior-exterior con la vesícula biliar y le corresponde el canal de reversión del yīn (厥阴经, Jué yīn jīng), que es el de más amplia distribución por el cuerpo, ya que se extiende desde el vértice craneal hasta los pies, uniendo así las partes superior e inferior del cuerpo, con lo cual conecta con un gran número de órganos internos, además de con los vasos gobernador (督脉, Dū mài), controlador (任脉, Rèn mài) y penetrante (冲脉, Chōng mài). Finalmente, el hígado aloja el alma etérea y, con ello, participa en la regularización de las emociones.
Por lo que hace referencia a las causas de las enfermedades del hígado (肝病因, Gān bìng yīn) debemos de tener en cuenta una eventual contracción externa de los seis excesos ambientales (六淫, Liù yín), sobre todo el viento (风, Fēng); los otros cinco -fuego (火, Huǒ), sequedad (燥, Zào), humedad (湿, Shī), frío (寒, Hán) y calor canícular (暑, Shǔ)- si se da el caso de que invadan el hígado, ello se produce a partir de complicaciones generadas por el viento. Otra causa posible de enfermedad del hígado son los siete sentimientos, (七情, Qī qíng), especialmente la cólera (怒, Nù), aunque el resto de sentimientos -alegría (喜, Xǐ), pensamiento (思, Sī), ansiedad (忧, Yōu), tristeza (悲, Bēi), miedo (恐, Kǒng) y espanto/choque (惊, Jīng)- también pueden dañar indirectamente al hígado, debido a su influencia sobre el mecanismo del Qì (气机, Qì jī). Asimismo, también hay una serie de causas ni internas ni externas (不内外因, Bù nèi wài yīn) con capacidad de enfermar al hígado: los excesos etílicos (酒类过激, Jiǔ lèi guò jī), las mucosidades turbias (痰浊, Tán zhuó), la estasis de sangre (血瘀, Xuè yū), los excesos sexuales (性过剩, Xìng guò shèng) y, adicionalmente, también existe la posibilidad de transmisión vía canales de enfermedades de otras vísceras y/o entrañas.
Los mecanismos patológicos del hígado se polarizan en mecanismos de vacío (虚病机, Xū bìng jī) y mecanismos de plenitud (实病机, Shì bìng jī). Los primeros derivan de desórdenes en la función de almacenamiento de la sangre, se manifiestan en una tendencia a desarrollar un vacío de la sangre, del Qì, del yīn o del yáng del hígado y, todos y cada uno de ellos, conllevan una debibidad de las funciones de esta víscera. Los mecanismos de plenitud, en cambio, corresponden a desarrollos avanzados que derivan de invasiones de perversos externos, de sobrepresiones del Qì del hígado, o de condiciones causadas por las contiendas entre el Qì correcto (正气, Zhèng qì) y el Qì perverso (邪气, Xié qì), que se producen a partir de la presencia de sustancias patógenas en el organismo y, todos y cada uno de ellos, provocan un mal funcionamiento de la fluidez y el drenaje del hígado.
Así, en general, el desarrollo y las transformaciones de los mecanismos patológicos del hígado siguen las pautas siguientes:
– Acoso a la parte superior (上扰, Shàng rǎo): Tanto una sobrepresión del Qì del hígado, como las irregularidades en la fluidez y el drenaje de esta víscera, o los desórdenes del mecanismo del Qì tienen una tendencia al ascenso a contracorriente y al acoso a la parte superior del cuerpo. Si el Qì del hígado está sobrepresionado y se transforma en fuego (肝郁化火, Gān yù huà huǒ), éste tiende a flamear hacia arriba a lo largo de los canales y a acosar al corazón, al pulmón, a la cabeza, a la cara, a los oídos y a los ojos. Si, al hacerlo, focaliza en el yīn-sangre, los dañará; además, un yīn vacío propicia una hiperactividad del yáng que, a la vez, puede agitar el viento interno (内风, Nèi fēng), aunque este último también puede generarse a partir de un vacío de la sangre del hígado o debido a la contracción de un calor perverso externo.
– Deflagración transversal (横乘, Héng chéng): Tanto una sobrepresión del Qì del hígado como un mecanismo del Qì a contracorriente también pueden manifestarse mediante una descarga transversal y, con ella, el Qì del hígado puede invadir el pulmón, el bazo o el estómago.
– Hostigamiento a la parte inferior (下迫, Xià pò): El canal del hígado circula por el interior de los muslos, rodea los genitales, alcanza el abdomen menor y ambos lados del estómago, penetra en el hígado, envuelve a la vesícula biliar, asciende por el diafragma y se dispersa por los flancos y por el pecho. Tanto el frío-humedad (寒湿, Hán shī) como la humedad-calor (湿热, Shī rè) pueden invadir el interior del cuerpo siguiendo el curso del canal y forzando al Qì del hígado a ir hacia abajo, lo cual causa cambios patológicos tanto en el abdomen menor (少腹, Shǎo fù), como en los dos yīn (二阴, Èr yīn) -los orificios anal y genital-. Si se trata de frío-humedad, éste produce una condensación de frío en los genitales; si se trata de humedad-calor, ésta genera una afluencia de la misma.
– Infiltración por doquier (流窜, Liú cuàn): Una sobrepresión del hígado con estancamiento del Qì (肝郁气滞, Gān yù qì zhì) impide una correcta movilización de los fluidos, que se acumularán y se transformarán en humedad (湿, Shī) y esta última acabará consolidando en forma de mucosidades (痰, Tán), que pueden desplazarse por todas partes. Con el tiempo, la acumulación de mucosidades (痰积, Tán jī) se transformará en calor, que puede acabar acosando al corazón y al estómago; al mismo tiempo, el mecanismo del Qì quedará inhibido (气机不畅, Qì jī bù chàng) y, con ello, no podrá propulsar la sangre, con lo cual tanto el Qì como la sangre obstruirán los órganos internos y/o los canales y sus colaterales, resultando todo ello en un estancamiento del Qì con estasis de sangre (气滞血瘀, Qì zhì xuè yū).
Por otra parte, hay que tener en cuenta que los mecanismos patológicos de vacío y los de plenitud pueden influenciarse mutuamente, lo cual complica aún más el conjunto de mecanismos patológicos del hígado que, en general, se manifiestan con un deterioro de las funciones de almacenamiento de la sangre y de fluidez y descarga, y ello puede derivar en toda una serie de cambios, a saber:
– Trastornos del mecanismo del Qì (气机紊乱, Qì jī wěn luàn): El hígado propicia la fluidez del Qì y gobierna el ascenso y el movimiento. El Qì del hígado asciende, con lo cual propicia el ascenso del mecanismo del Qì en el cuerpo entero. De otra parte, el Qì de la vesícula biliar desciende y guía hacia abajo el descenso del mecanismo del Qì en todo el organismo y, de esta manera, la madera juega un papel importantísimo, crucial, en la regulación del mencionado mecanismo.
Si el Qì del hígado no logra ascender, el yáng puro tampoco lo podrá hacer y, con ello, el yīn turbio no podrá descender. Si la fluidez y la descarga del hígado están inhibidos, la circulación del Qì se estancará en cualquier ubicación por la que transcurra el canal del hígado: en el pecho, en los flancos, en el abdomen menor… produciendo con ello un dolor distensivo (胀痛, Zhàng tòng), escurridizo (窜痛, Cuàn tòng) y sin localización fija. Adicionalmente, en las mujeres generará dolor premenstrual en los pechos, menstruaciones dolorosas o irregularidades menstruales.
– Desórdenes en la circulación de los fluidos (水液失运, Shuǐ yè shī yùn): Cuando el hígado regulariza y libera el mecanismo del Qì (气机, Qì jī) en el cuerpo entero, ello supone un refuerzo para el pulmón, el bazo y el riñón -los principales órganos involucrados en el metabolismo de los fluidos- en lo que hace referencia al transporte de los mismos. Si el Qì del hígado se sobrepresiona y estanca, el mecanismo del Qì quedará inhibido (气机不畅, Qì jī bù chàng), lo cual afectará a la circulación de los fluidos, que se acumularán y se estancarán y, a partir de ello, pueden consolidar en forma de mucosidades que, bajo ciertas condiciones, podrían transformarse en nódulos de mucosidades (痰核, Tán hé), agregaciones mamarias (乳癖, Rǔ pǐ) o, incluso, en bocio (瘿, Yǐng) o escrófula (瘰疬, Luǒ lì).
Si a partir de una sobrepresión del hígado con estancamiento del Qì (肝郁气滞, Gān yù qì zhì) este último no puede transportar la humedad, ésta se acumulará para impedir que el transporte y la transformación del bazo (脾运化, Pí yùn huà) funcionen correctamente, coyuntura que provocará una ingesta tórpida, inapetencia, sensación de nudo en el estómago, distensión abdominal y/o heces deshechas.
En el peor de los escenarios, si el Qì no puede transformar el agua, el agua Qì (水气, Shuǐ qì) se puede acumular para formar ascitis (腹水, Fù shuǐ).
– Alteración del flujo sanguíneo (血行障碍, Xuè xíng zhàng’ài): Un vacío del Qì del hígado (肝气虚, Gān qì xū) puede propiciar que el Qì no no pueda contener la sangre, que ésta no pueda proseguir su curso en los canales y que, contrariamente, se produzcan expectoraciones y vómitos de sangre, sangrados nasales o inundaciones y pérdidas (崩漏, Bēng lòu).
De otra parte, un fuego intenso del hígado (肝火炽盛, Gān huǒ chì shèng) que afectara a la construcción-sangre (营血, Yíng xuè) podría forzar que la sangre circulara frenéticamente y se extravasase de los vasos, lo cual también generaría hemorragias.
Finalmente, si a partir de una sobrepresión del hígado con estancamiento del Qì (肝郁气滞, Gān yù qì zhì) el Qì no puede activar la sangre, ello puede producir concreciones, conglomeraciones, acumulaciones y acopios (症瘕积聚, Zhèng jiǎ jī jù).
– Ingesta y transporte anormales (纳运失常, Nà yùn shī cháng): El Qì del hígado estimula el ascenso y el descenso del mecanismo del Qì (气机升降, Qì jī shēng jiàng), ya que gobierna el ascenso y el despliegue (肝主升发, Gān zhǔ shēng fā); así, ayuda al bazo en el ascenso y al estómago en el descenso, haciendo posible, con ello, que las funciones de estos dos últimos órganos se lleven a cabo correctamente. Pero si la fluidez y la descarga del hígado (疏泄, Shū xiè) no está funcionando adecuadamente, el ascenso y el descenso tampoco lo harán, la ingesta y el transporte se irregularizarán y las esencias del agua y los cereales no podrán ni absorberse ni distribuirse adecuadamente, provocando, con ello, una desarmonía hígado-bazo (肝脾不和, Gān pí bù hé) o una desarmonía hígado-estómago (肝胃不和, Gān wèi bù hé), que se pueden manifestar con inapetencia, ingesta tórpida, hipo, eructos, náuseas, vómitos, sensación de nudo en el conducto del estómago, distensión abdominal y heces deshechas.
– Cambios en la conciencia (神志变化, Shén zhì biàn huà): Si el Qì y la sangre circulan fluidamente es gracias al proceder ordenado del hígado y ello hace que el corazón no quede inhibido y que las emociones y sentimientos sean normales. Pero si el Qì del hígado está sobrepresionado hasta el punto de no poder llevar a cabo la fluidez y la descarga (疏泄, Shū xiè) que le son propias, el mecanismo del Qì no podrá regularizar ni circular libremente y ello puede derivar en confusión, depresión mental, sollozos u opresión torácica.
Si, contrariamente, el Qì del hígado es exuberante y empuja en exceso, el yáng Qì puede ascender para arrasar el corazón y, en este caso, ello significaría irascibilidad, insomnio y sueños profusos. De otra parte, el hígado aloja el alma etérea (肝藏魂, Gān cáng hún); si esta última se viera privada del yīn-sangre del hígado, no podría enraizarse en su ‘hábitat’ natural: la sangre del hígado, y ello se manifestaría con sueños profusos y/o inquietos, sonambulismo o soliloquismo.
– Desajustes reproductivos (生殖失调, Shēng zhí shī tiáo): El hígado está conectado con las funciones fisiológicas de los vasos penetrante (冲脉, Chōng mài) y controlador (任脉, Rèn mài) y, en las mujeres, tiene la función de regularizar las menstruaciones y de promover la ovulación. Si el hígado no puede hacer fluir libremente y la sangre almacenada queda inhibida, los vasos penetrante y controlador quedarán sin nutrición y, con ello, se producirán disfunciones menstruales y/o ovulatorias que incluso pueden conducir a la infertilidad o a la esterilidad.
En los hombres, el hígado tiene la función de asegurar y contener (固摄, Gù shè) la esencia reproductiva y regularizar las erecciones. Ello significa que un Qì del hígado hiperactivo puede propiciar erecciones persistentes, emisiones seminales y eyaculación precoz; contrariamente, si el Qì del hígado está reprimido, no podrá empujar la sangre para que ésta llene el pene y, con ello, se producirá impotencia.
– Falta de nutrición de los tendones (筋失所养, Jīn shī suǒ yǎng): El hígado gobierna el movimiento muscular (肝主筋, Gān zhǔ jīn), es decir, los tendones, los ligamentos y la musculatura estriada. Si un yáng del hígado hiperactivo se transforma en viento (肝阳化风, Gān yáng huà fēng), ello podría provocar una hipertonicidad de los tendones que se traduciría en temblores, sacudidas de la cabeza y/o entumecimiento de los miembros. Si es un calor extremo el que genera el viento (热极生风, Rè jí shēng fēng) y daña el canal del hígado y los tendones, ello se manifestará en forma de convulsiones de los miembros, rigidez del cuello, trismo (mandíbulas apretadas) y opistótonos (arqueo invertido de la espalda). Finalmente, si los tendones están privados de nutrición debido a un vacío de la sangre del hígado (肝血虚, Gān xuè xū), ello propiciará un entumecimiento de los miembros e hipertonicidad y temblores de las extremidades.