Eduard Genís Sol, enero del 2018.
En este contexto, “lo puro” describe las sustancias nutritivas derivadas de las esencias de los alimentos y las bebidas. Gracias al ascenso de lo puro, dichas sustancias -producidas con la colaboración del estómago, del bazo y del intestino delgado- son transportadas al corazón y al pulmón para, posteriormente, ser distribuidas por todo el cuerpo para construirlo y nutrirlo. Por lo tanto, el bazo hace ascender lo puro y lo transporta arriba, hacia al corazón y los pulmones, que dispersan y diseminan la construcción y la nutrición por todo el cuerpo (脾升清,上输心肺,散布营养周身, Pí shēng qīng, shàng shū xīn fèi, sàn bù yíng yǎng zhōu shēn).
De la misma manera que el bazo gobierna el ascenso de lo puro (脾主升清, Pí zhǔ shēng qīng) -también llamado “el yáng puro (清阳, Qīng yáng)”-, el estómago gobierna el descenso de lo turbio (胃主降浊, Wèi zhǔ jiàng zhuó) -también denominado “el yīn turbio (浊阴, Zhuó yīn)”-. Ello significa que esta entraña manda hacia abajo -hacia el intestino delgado- el bolo alimenticio resultante de la descomposición y de la cocción tanto de los alimentos como de los líquidos, los cuales serán nuevamente transformados por el intestino delgado en una posterior separación puro-impuro (清浊, Qīng zhuó). La parte pura será enviada al bazo para su transformación en Qì; la parte impura líquida, hacia la vejiga; y la parte impura sólida, hacia el intestino grueso para su excreción en forma de heces. “El descenso de lo turbio” es el cómputo global de esta acción descendente que, en buena parte, depende del Qì del estómago (además del del pulmón y del de la vesícula biliar).
Tanto el ascenso de lo puro como el descenso de lo turbio son sumamente importantes para la salud, ya que en tanto que ambos movimientos se produzcan de forma armoniosa, el equilibrio relativo de las actividades funcionales de las vísceras y las entrañas se mantendrá: el ascenso de lo puro comportará la nutrición de todo el cuerpo y el descenso de lo turbio, la excreción de las sustancias no asimilables para el organismo. Pero si este equilibrio se rompe, si el yáng puro no puede ascender y el yīn turbio no puede descender (清阳不升浊阴不降, Qīng yáng bù shēng, zhuó yīn bù jiàng), tanto los orificios puros como el conjunto del organismo carecerán de una nutrición adecuada y, de otra parte, los elementos patógenos se acumularán en el interior sin poder eliminarse de forma apropiada; con lo cual lo puro y lo turbio se mezclarán y tanto el flujo del Qì en el cuerpo humano como el de la sangre quedarán perjudicados, situación que propicia la aparición de un conjunto de mecanismos patológicos que veremos más adelante en este mismo capítulo.
Por otra parte, el gobierno del ascenso de lo puro por parte del bazo también posee otras connotaciones, ya que mediante esta función el Qì del bazo mantiene a los órganos internos y a otras formas orgánicas en sus posiciones naturales. Caso de no poder ejercerla, se pueden producir ptosis (上睑下垂, Shàng jiǎn xià chuí) y prolapsos (脱垂, Tuō chuí) de estructuras corporales y de órganos internos e, incluso, una diarrea crónica.
* Este artículo es un pequeño fragmento de nuestro libro de próxima aparición “Las manifestaciones de las vísceras (脏象, Zàng xiàng)”.
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